Instantaneas

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sábado, 19 de julio de 2014

IX - La Ciudad Negra

   Dentro de la Montaña Roca Negra se encuentran las ciudades de los Enanos Hierro Negro y de los Orcos Roca Negra, los cuales no se sabe si son aliados o solo unos vecinos que se alían ante un enemigo en común. La Ciudad Negra se encuentra escavada en la roca de la propia Montaña, donde los ríos de lava fluyen y los elementales de tierra y fuego campan a sus anchas y está la entrada al Reino del Fuego de Ragnaros, el Señor Elemental mas poderoso de los 4 existentes.
   Cuentan las leyendas que fueron los Enanos Hierro Negro quienes despertaron a Ragnaros al excavar tan profundamente, los esclavizó y los puso a sus órdenes. El imperio Hierro Negro prosperó militarmente llegando a declarar la guerra a sus hermanos de Forjaz, quienes viendo el poderío militar del que disponían pidieron ayuda en la que se declaró La Guerra de los 3 Martillos.

   Resuenan unos pasos por un pasillo solitario, sin paredes, en donde solo se ve caer magma fundido y el calor es infernal. Aparece a la vista del misterioso caminante un gran yunque, negro como la obsidiana, se trata del Yunque Negro con el que se han forjado grandes armas y armaduras del Imperio Hierro Negro. Se encuentra vacío, como el resto de la ciudad.
   La Taberna del Tragapenas se encuentra cerca, llena de insaciables bebedores, enanos Hierro Negro, la inmensa mayoría y muchos miembros de los bajos fondos de ciudades como Ventormenta u Orgrimmar entre otras. El misterioso caminante llega a la puerta del Tragapenas, custodiada por dos Elementales Guardianes de Fuego, que le dan el alto. Con la rapidez del rayo, saca dos mazas y se carga a los dos Elementales y comienza a masacrar a los bebedores incautos que encuentra en las mesas de la Taberna. Solo queda un goblin y sus guardaespaldas tauren viendo horrorizados la matanza producida por este misterioso asaltante.

   El goblin traga saliva y saluda al responsable de la matanza ya que lo conoce de hace mucho tiempo:

-Goblin: Hola Snotling, como tu por......
-Fion: Cállate, ya no soy el por tu culpa, me echaste encima a los cultores y a la Alianza. he venido a cobrar mi deuda.
-Goblin: (Traga saliva de nuevo) Pues veras, sobre eso..... pues.....veras.....no se donde lo deje....

   Fion en un rápido movimiento destripa a los dos guardaespaldas, que no se lo esperan y el goblin se echa a sus pies y se pone a llorar y a implorar:

-Goblin: Por favor Snotling, no me mates, sin mi no recuperaras....

   Fion lo coge por el cuello y lo alza y le dice que si no le dice todo lo que sabe, destripará a su familia delante suya. En eso el goblin le dice todo lo que desea saber Fion.


   En la Puerta de la Montaña Roca Negra que da a Estepas Ardientes se ve salir al orco montado en una Mecaharley a toda prisa dirigiéndose hacia el Sur, mientras dentro de la Ciudad Negra el Emperador Thaurissan es informado de la matanza producida en la Taberna del Tragapenas y ordena la captura vivo o muerto del responsable. La recompensa son diez mil monedas de oro.

martes, 15 de julio de 2014

VIII - Garganta de Fuego

   Un estruendo sonó de repente y se oyó el avanzar de miles de soldados.  Me sobresalte despertándome y al asomarse no podía dejar de asombrarme,  de la Montaña Roca Negra estaba saliendo un gran numero de soldados Hierro Negro junto a elementales de tierra y fuego.  ¿Es posible que Ragnaros haya vuelto?  Esa idea me inquietaba demasiado, ya que el Señor del Fuego es el mas poderoso de los Señores Elementales.
   Recogí rápidamente el campamento y me dispuse a esconderme en lo alto de las montañas que rodean la Garganta, ya que no estaba dispuesto a quedar en medio de la próxima batalla. Se empezaron a oír tambores de guerra y cuernos de batalla que venían de detrás mía, me gire y vi avanzar a varias maquinas de asedio enanas, arcabuceros, helicópteros gnomos, un gran ejercito enano y gnomo de la Alianza.
   Los enanos Hierro Negro empezaron a cargar contra las filas del ejercito de la Alianza, a destrozar cabezas con las mazas, los elementales a aplastar y quemar a los enemigos; semejante carnicería me dejo perplejo y absorto en la batalla. Después de varias horas luchando frente a las puertas de la inmensa Montaña Roca Negra, la ira se va arremolinando a mi alrededor y cada vez entro más en un estado frenético.

   Me lanzo a la batalla con mis hachas en alto invocando a los lobos elementales y me dispongo a destrozar enanos por doquier, que caen bajo mis pies destrozados. Los enanos se vuelven sorprendidos al verme y empiezan a cargar contra mi, lo que provoca que mi ira aumente y sin darme cuenta me transformo en un Ascendiente elemental que empieza a destrozar carne, armaduras y todo lo que pilla en polvo, avanzando sin que ningún miembro Hierro Negro o de la Alianza pueda detenerme. Siento en mi interior que la entidad que llevo dentro está empezando a tomar el control de mi cuerpo, pierdo el control de mis brazos pero sigo destrozando enemigos mientras hablo en alguna antigua y olvidada lengua.
   Cuando recupero el control me encuentro con el campo de batalla silencioso, con un montón de cuerpos destrozados y los buitres dándose un gran festín. Avanzo dando tumbos y al ver un charco veo en mi reflejo algo que me desconcierta bastante, soy un enano férreo; como es posible que haya pasado eso. De repente me giro y me dirijo hacia las puertas abiertas de la Montaña Roca Negra bajo un oscuro propósito.

   Mientras tanto en Forjaz, el Consejo debate acerca de la derrota en la Garganta de Fuego, aunque los informes reflejan que no ha habido ningún superviviente y se habla de un orco solitario que se lanzo al ataque con una ferocidad que no se había visto desde la Horda demoníaca de la 1ª Guerra entre Orcos y Humanos.

lunes, 14 de julio de 2014

VII - Rasganorte

Snotling: - ¿Cuanto tiempo ha pasado desde que llegamos a Tundra Boreal Bloodjol?
Bloodjol: - Ya 2 meses Snotling. Necesito otra cerveza que esta espera me está matando.
Snotling: - No se a que se está esperando para asaltar esa maldita fortaleza volante de Naxxramas, ya se hizo en las Tierras de la Peste y salieron victoriosos.
Bloodjol: - Pues estarán esperando una buena oportunidad, o acaso quieres morir ya.
Snotling: -Ya sabes que eso no pasará jajaja.

2 semanas despues se produjo el asalto a Naxxramas con muchas perdidas en los ejercitos de la Horda y de la Alianza pero se consiguio acabar con Kelthuzad, al menos de momento. Arthas en ese preciso momento lanzó un ataque a la vanguardia que se habia abierto paso hasta una posición ventajosa en Corona de Hielo, frente a su Ciudadela, arrasando con todo como perro rabioso y posteriormente levantando a los muertos. Solamente dejo vivo a un mensajero para llevarle el mensaje a Tirion Vadin, que no habría indulgencia con quien se opusiera a su Azote.


   De repente me despierto gritando y jadeando, dandome cuenta que estoy en mi campamento en una cueva escondida de la vista en la Garganta de Fuego. Enfrente diviso el hogar de los enanos Hierro Negro, la Montaña Roca Negra. Se alza imponente separando la Garganta de las Estepas Ardientes, hogar de los enanos Hierro Negro, los orcos Roca Negra y lamentablemente de Ragnaros el poderoso Señor del Fuego.
   Me conozco de sobra el camino hasta el Tragapenas, una infame taberna dentro del Reino Hierro Negro, donde los criminales mas buscados de ambos continentes se esconden. Mi viaje esta cerca de su fin, pero estoy preocupado por sus consecuencias, ya que las voces se están incrementando y me están atormentando con recuerdos de campañas pasadas.
   Decido quedarme un poco mas escondido ya que veo pasar varias patrullas de enanos Hierro Negro y de la Hermandad del Torio. Aunque con estos ultimos tengo buena relación prefiero que no sepan que ando por la zona, nunca se sabe los espias que puede haber.

  Viejo amigo, donde estaras en estos momentos.....

Mientras tanto en Lunargenta, en una taberna hay un elfo en las sombras bebiendo pensando.

domingo, 13 de julio de 2014

VI - Mientras tanto......

   Solo han pasado 2 años desde la última vez que visité la Presa de las 3 Cabezas y ahora mismo tras el gran Cataclismo de Alamuerte el Destructor, el panorama es catastrófico ya que la poderosa obra de los enanos fue destrozada como un niño jugando en la playa rompe un castillo de arena. Debo tener cuidado por la presencia de las tropas de la Alianza y además de los cultores crepusculares de Cho'gall.
   Intento contactar con los elementos para comprobar el estado de la zona, pero solo encuentro sufrimiento y dolor. Tengo que tener cuidado por si mi acompañante hace acto de presencia y pierdo el control como me ha pasado desde que abandone a la gente de la hermandad y que por poco casi me abren en canal.

   Han pasado ya varios dias desde que dejé atras la Presa de las 3 Cabezas y me estoy aproximando a las Tierras Inhospitas, un desierto en donde la Horda tiene una fuerte presencia y además hay muchos dragones negros. Siento un estremecimiento y empiezo a sentir a mi acompañante y a perder poco a poco el control, ademas de sus insinuantes susurros: "Ya estamos cerca, pronto todo cambiará", "No te resistas, servirás al Maestro tarde o temprano"; estoy empezando a perder el control y si me descubren puede ser un gran inconveniente ya que me están buscando el Culto Crepuscular, las tropas de la Alianza, sin contar con los cazarrecompensas que quieren cobrarse mi cabeza.
   Acabo de perder el control y empiezo a destrozar lobos y guepardos que habitan en las Tierras Inhospitas, hablando en algún oscuro dialecto. Cerca hay una fortaleza de enanos Hierro Negro, que al oir mi escandalosa orgia de destrucción comenten la tonteria de ver de que se trata. Mi furia al verlos se incrementa y me transformo en un ascendente capaz de destrozar todo lo que me encuentro por delante. En menos de media hora, la fortaleza hiede a muerte y sangre y toda forma de vida agoniza o está destrozada en mil pedazos. Días más tarde, una caravana de refuerzos para la fortaleza se encontraron con que los buitres estaban dandose un festin con los cadaveres.

domingo, 6 de julio de 2014

V - Comienza el viaje

   Tras la discusión entre la doctora y el alguacil, todos se fueron a descansar y yo decidí ir al cementerio a visitar una tumba que hacia tiempo no visitaba. Al poco vi que se acercaba la Suma Sacerdotisa Dhaedra hacia mi, asi que fui con ella y vi que la jovencita iba con ella.
   Estuvimos hablando y me dio permiso para hacer mi viaje, siempre que no necesitara los recursos del Culto, cuanto antes fuera mejor. Asi que me fui a descansar para prepararme para el viaje.

   Me dispuse a comenzar el camino de mi aventura que conllevaría un gran e importante cambio en mi futuro y tal vez en mi pasado. Ese camino tal vez a la locura que habia iniciado años atras con algunas crueles masacres y asaltos indiscriminados, o tal vez el haberme enfrentado a terribles males; sea como fuere este viaje marcó un punto de inflexion.

   Salí del Sepulcro camino al sur intentando esquivar a los malditos emboscadores huargen, que estaban dando caza a cualquier renegado, orco o miembro de la Horda. Cuando pasé por la aldea Piroleña comprobé que el ejercito de la Dama Oscura es implacable y que no se detiene ante nada aunque en Gilneas casi le cuesta la vida frente a los rebeldes moradores del Castillo Oscuro.
   Cabalgando a lomos de mi orgullosa mercaharley, voy dejando atras el Bosque de Argenteos y cojo el camino hacia las Tierras Altas de Arathi para poder cruzar el puente Thandol y adentrarme en los Humedales. Cuando llegue debo tener cuidado porque estaré en territorio enemigo y si me cogen seguramente será mi fin.