Instantaneas

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sábado, 15 de diciembre de 2018

XXIX - Viaje tranquilo

   De repente Snotling se levantó sobresaltado y se asomó a la ventana de la habitación de la posada. Vio que habia bastante jaleo en la calle, por lo que se dispuso a observar que ocurría. De repente ve pasar una bola de cañón por delante suya que va a parar al agua, parece que Trinquete está bajo ataque. Snotling gira la mirada en dirección hacia el origen del proyectil y ve en la colina cercana varios guardias goblins muertos y una avanzadilla de ataque jabaespín. Snotling piensa que eso es bastante raro, ya que suelen asaltar caravanas y a viajeros pero no suelen asaltar las ciudades y poblados y menos un puerto tan importante como es Trinquete; quiere salir a su encuentro pero algo en su interior le dice que no haga nada. En ese mismo instante oye cuernos de batalla y ve correr a los jabaespines en diferentes direcciones desbandados, al parecer han enviado desde El Cruce un destacamento de orcos montados en lobo. Una vez que el espectáculo ha finalizado, se vuelve a la cama y se tumba mientras deja que la mente se disperse en mil pensamientos aunque siempre se dirigen al mismo destino.

   Alguien toca a la puerta de la habitación y se escucha una voz que le dice que el barco hacia las Islas Abruptas ha llegado. Snotling se levanta, se asoma a la ventana y en efecto ve que el barco ha atracado y están descargando. Coge su ropa, se viste y mientras se pone la capucha un destello verde recorre sus ojos. Abre la puerta, recorre lentamente el pasillo y baja al salón de la posada en donde los viajeros beben, charlan y hasta se pelean. Sale de la posada y se dirige al muelle, observando el pasiaje e intentando detectar algo fuera de sitio. Al llegar al puerto, saca su billete y se lo entrega al personal del barco que se lo sella y le desea un buen viaje. Se queda en pie observando el viejo barco que le llevará a su destino, tiene una sensación desagradable pero no sabe a que es debido. A lo lejos una figura entre las sombras observa como Snotling se dirige al muelle y sube al barco y tras desaparecer de su vista se da la vuelta y desaparece.

   En Lunargenta, hay una reunión del consejo de gobierno de los elfos de sangre, han llegado a sus oidos que la Jefa de Guerra ha quemado el gran arbol de los elfos nocturnos y están preocupados. Siempre ha habido recelos y rivalidad entre ambas razas de elfos pero creen que la Jefa de Guerra ha ido demasiado lejos en estos momentos. Durante la reunión sale a colacción sobre ciertos asuntos del pasado con la posesión de un chaman orco y unos altercados con los hierro negro. Creen que deberian investigarlo y si es posible sacar provecho de ello ya que podrían investigarlo. En ese momento se acerca un viejo elfo de sangre paladín, da un puñetazo a la mesa y les dice a los presentes que ese orco ha muerto y que hay un elfo de la noche que deberia preocuparlos, un antiguo altonato. Al oir su nombre, los consejeros ponen cara de sorpresa, muchos saben de quien se trata y cuan peligroso es. Pero con los problemas actuales no pueden hacer mucho más ya que la Jefa de Guerra les pedirá ayuda en la guerra con la Alianza. El viejo paladín se da la vuelta y sonrie mientras se aleja por la ciudad hacia su casa, le ha dado tiempo y hecho un favor a su viejo amigo Snotling.
Mientras el viejo paladín se marcha, un mensajero de Orgrimmar entra en la reunión del consejo, Sylvanas solicita refuerzos en la Costa Oscura, los elfos de la noche se están vengando y necesita a todas las tropas necesarias.

domingo, 9 de diciembre de 2018

XXVIII - El demonio interior acecha

Han pasado varios años desde lo acontecido con el extraño mago elfo de la noche. La Legión Ardiente ha vuelto a invadir Azeroth pero tanto la Alianza como la Horda se han unido los han expulsado. Snotling desapareció durante estos acontecimientos, ya que tras encontrarse con el mago, empezaron los cambios, las voces que oía se multiplicaron y dejó de oír a los elementos. Se dio cuenta de que había perdido su favor y que no podía llamarlos ni a la batalla ni para pedir consejo. Se escondió en una cueva en el interior de Feralas y pasó mucho tiempo sin cordura, viendo escenas del pasado, escenas del futuro, del presente...

Los cambios no solo le afectaron en la mente, se dio cuenta que el cuerpo se le estaba estilizando, el verde de la piel se perdió y las manos se le volvieron elficas. No sabia ni entendía dicho cambio, se dio cuenta cuando se miro en un charco de aguas que había en la cueva. En la imagen vio un elfo escuálido, con ojos verdes y una serie de tatuajes verdes en la piel, no recordaba cuando se los hizo pero entonces se dio cuenta que había algo más, ya que los tatuajes brillaban y tenían vida propia. En su alma sintió algo que ya había estado antes pero que se suponía que había desaparecido, un viejo compañero de aventuras; intentó concentrarse para hablar con él pero no lo consiguió. Lo intentó todas las veces que pudo hasta que cayó rendido y se durmió.

-"Hola Snotling, querías hablar conmigo para entender tu cambio, el porque tienes el aspecto de un elfo de sangre con tatuajes verdes y con vida propia. Los cambios los he producido yo, es la única forma de enfrentarte a un viejo conocido de ambos. Soy tu demonio guía, te enseñare el camino para aprender tus nuevos poderes pero antes tienes que iniciar un viaje, no solo interior si no que tienes que encontrar a alguien para que te enseñe. Te has convertido en un cazador de demonios, con el espíritu de un orco chaman. Eres muy poderoso pero con tu antiguo yo no podías vencer." Snotling tras oír esto se levanta entre jadeos, estaba soñando pero se da cuenta que no es un sueño, en la pared hay escrito un nombre. A quien tiene que encontrar.

Al día siguiente, sale de la cueva, ve que está cayendo una ligera lluvia. Recuerda vagamente que la armadura que tenía se encuentra destrozada y al salir a la lluvia, el agua que toca su piel se evapora, no se había dado cuenta de su elevado calor corporal. Tiene una misión, encontrar a un misterioso personaje y no sabe por donde empezar aunque Trinquete es el mejor punto de comienzo de cualquier aventura.
El camino hasta Trinquete discurrió sin problemas, sólo sufrió una emboscada de jabaespines y los despedazó sin problemas. Ahí se dio cuenta de que tenía mucho más poder, que podía controlar su furia y que como si fuera un brujo podía quemar a quien le rodeaba. Como le dijo su demonio guía, estaba al comienzo de un nuevo camino.

En Trinquete, se compró un discreto y cómodo equipo de batalla. Necesitaba ocultar los tatuajes y los cambios que le estaban ocurriendo, así que se puso una capucha para taparse la cara. Como armas escogió dos espadas de una mano y pronto descubrió que tenia una destreza innata con ellas. Ya casi estaba preparado para encontrar al misterioso personaje que le enseñaría en su nuevo camino.