Instantaneas

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domingo, 20 de noviembre de 2022

XXX - Las islas abruptas

    Está amaneciendo y el barco está llegando a Suramar, la antigua y gloriosa capital Nocheterna recuperada de los demonios no mucho tiempo atrás gracias al esfuerzo de la Horda. Una vez expulsados los demonios, aún quedan restos de los ejercitos demoníacos y los aventureros suelen ser recompensados aunque muchos de los que parten nunca vuelven.

    El barco atraca en uno de los diversos puertos y los peones orcos, trol y algunos nocheternas de bajo rango se apresuran a descargar las mercancías y a cargar otras tantas que se van a enviar de vuelta a Trinquete. La mañana es muy tranquila y la magia se huele en el aire, aunque a Snotling le da mala espina y tras mirar al horizonte verdoso sabe que su destino aguarda en esa dirección. Un camino peligroso por los demonios que aún resisten en ese valle y porque no podrá contar con la ayuda de los elementos. Tras dejar el barco, se dirige a una de las diversas tabernas que ofrece Suramar y por el camino observa varios carteles de Se busca con algunas caras conocidas, coge unos cuantos carteles y piensa en el oro que va a ganar con estos trabajos tan sencillos y fáciles.


    En una oscura cueva, se ve a un elfo de sangre cazador de demonios atado y siendo torturado por unos demonios y riéndose. El cazador de demonios está débil y agonizando recibiendo latigazos; tras una pausa, mientras los demonios están discutiendo sobre como van a matarlo, el cazador de demonios levanta la cabeza, sonríe levemente y comienza la transformación en un demonio de grandes cuernos y patas de cabra, destrozando cuerdas y ropa con lo que pilla por sorpresa a sus demoníacos torturadores. Tras lo cual, lanza un potente rayo demoníaco con sus ojos friéndolos y haciendo estallar carne, pintando las paredes de la cueva. Unos instantes después, se deshace la transformación siendo de nuevo el elfo de ojos verdes y rubio, que se desploma en el suelo.


    Snotling, está bebiendo unas cervezas enanas en el El Martillo Negro, la única taberna regentada por un hierro negro exiliado por Moira y amigo del chamán. En un momento de la conversación entre ambos, Brengar le comenta a su amigo orco si ha notado algo, a lo que Snotling le responde moviendo la cabeza afirmando, sabe que esa energía procede de quien está buscando y que su misión está muy cerca de finalizar aunque sabe que no es el final de todo. Se abre la puerta de la taberna de golpe y entra un elfo rubio de ojos verdes, en un estado muy lamentable, a lo que tanto Brengar como Snotling se dan la vuelta y tras reconocerlo se levantan, andan hacia la puerta y tras coger entre ambos al elfo se dirigen hacia las habitaciones en la parte superior de la taberna.


    En Ventormenta se encuentran dos guardias charlando sobre historias que han escuchado y preguntándose si son rumores o son hechos de verdad dichas historias. En un momento de la conversación empiezan a reírse muy fuertemente mientras un capitán de la guardia llega y los observa desconcertado y empieza a acercarse para enterarse de porqué de las risas. Al llegar a los guardias escucha que están hablando de alguien llamado Pancetovil, a lo que abre los ojos y les pregunta que donde han oido ese nombre. Los guardias no saben que pasa y porque la preocupación del capitán, a lo que el capitán les vuelve a preguntar y le responde uno de ellos que ha escuchado una historia de alguien llamado así que se encuentra en Suramar. El capitán, ya recuperado, les pregunta que porque no han informado y uno de los guardias le espeta que pensaba que era un nombre de coña como Anus Obscurus o Traviesus Máximus. El capitán coge de la pechera al guardia, lo iza por encima de su cabeza y le grita que ese divertido nombre es uno de los más buscados por el propio Mathias Shaw. El capitán suelta al guardia y se va corriendo hacia el cuartel para informar.


    En Suramar, Snotling y Brengar tumban al elfo mientras le dan de beber agua con mucho cuidado, cierran las cortinas de las ventanas y salen de la habitación. Snotling le indica a Brengar que va a ir a su habitación y que no quiere ser molestado, a lo que Brengar baja a la planta baja y cierra la posada. Snotling se sienta en el suelo y comienza la meditación para entrar en contacto con los elementales. Acude a su llamada un elemental del fuego, le pide que le siga; tras seguirle ve a lo lejos Las Tierras de Fuego y comienza a sentirse reconfortado mientras intenta ordenar sus ideas.